¿Cómo mejorar la técnica del clavado?

Los clavos y la madera son dos componentes inseparables para gran variedad de tareas de carpintería. Su fundamental empleo es para el ensamblaje de piezas, sin embargo representa uno de los mayores riesgos. Al utilizar clavos sobre la madera, es posible que se abra o la persona que opera con él se golpee los dedos o las manos. En la gran mayoría de oportunidades, una técnica incorrecta en el clavado es la causante. La técnica correcta de golpear el clavo se debe realizar de modo perpendicular y usar el antebrazo como palanca, en lugar de la muñeca. Con relación a la forma de disimularlos, otra de las dificultades, se recomienda mejor seleccionar los clavos de cabeza ovalada y emplear un botador para profundizarlos en la madera.

 

Técnica apropiada

 

Para introducir del mejor modo los clavos, es indispensable sujetar el martillo por el extremo del mango, en vez de hacerlo próximo a la cabeza de la herramienta. Posteriormente, se debe apoyar con seguridad el clavo en el sitio donde se planea introducirlo y, mientras se sujeta entre los dedos, se suministran varios golpes secos sobre él para que se hunda en la madera. Una vez se ha logrado fijar, se retira la mano y se golpea hasta que se clave totalmente.

En esta actividad, el antebrazo es la parte del cuerpo que debe operar como palanca para que intervenga el codo, a cambio de la muñeca. Por lo general, cuando no se utiliza la técnica apropiada, la labor se salda con golpes sobre dedos y manos. Es conveniente usar una instrumento especial: la tenaza de clavos. Esta herramienta, con estructura semejante a una pinza de tender la ropa, facilita la sujetación del accesorio sin que represente un riesgo o peligro para los dedos.

 

Clavos invisibles

 

La tenaza de clavos protege de golpes en dedos y manos

Con el propósito de ocultar los clavos, se puede optar por dos soluciones. Una de ellas es usar clavos de cabeza ovalada o punta cónica, en vez de los convencionales de cabeza plana. Estos se insertan en la madera con el martillo, pero no totalmente. Luego, con un botador de clavos se completa de hundir la cabeza en el interior de la pieza y se cubre el agujero con masilla para madera.

Existe otra técnica que resulta de gran utilidad para ocultar los clavos. Previo a su colocación, se saca con un formón una astilla en el sitio donde se fijará el clavo. Se debe clavar con el método descrito y, para disimularlo, se encola la astilla.

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